Mindfulness y el arte de ver con claridad: ¿y si todo fuera cuestión de interpretación?
¿Alguna vez os habéis preguntado por qué la realidad es así?, ¿alguna vez habéis deseado que fuera de otra manera?, ¿alguna vez habéis pretendido cambiarla?, ¿alguna vez os habéis preguntado cómo cambiarla?, ¿alguna vez os habéis sentido indefensos porque no podíais hacer nada al respecto?
Mi despertar espiritual me ha llevado a hacerme muchas preguntas, entre ellas a cuestionarme, ¿qué es la realidad?. Para ello, tuve que desmontar mis creencias, mis expectativas, mis sentimientos, mi visión del mundo tal y como yo lo experimentaba antes, y dejarme morir.
Así despejé la incógnita, el ego no me dejaba ver, estaba completamente ciega.
La verdad está en los hechos
Era Epícteto, el gran filósofo griego estoico, el que decía que “Los hechos no son los que nos perturban; sino la opinión que tenemos sobre los hechos”; la forma que tenemos nosotros mismos de interpretarlos. Partiendo de esta base, veamos lo siguiente:
Si dos personas interpretan un mismo hecho de diferente manera, entonces, ¿cómo podríamos saber cuál es la verdadera interpretación?.
Tras muchos días de viaje en círculo formulando la misma pregunta, tras mucho dolor, me di cuenta de que solo existe tu interpretación a cerca del hecho en cuestión. Creo que la verdad está en los hechos, pero es la mente la que crea la realidad.
Estudiando mucho, pero sobre todo escuchando mis emociones supe, como si se tratara de una epifanía, que la verdad existe, pero es neutra; y a partir de aquí, son nuestros pensamientos los que eligen cómo interpretar los acontecimientos que nos ocurren en nuestras vidas.
La interpretación que hacemos crea la realidad y en la mayoría de las ocasiones, ésta interpretación se aleja tanto de la verdad, se aleja tanto del hecho neutro, que nos atrapa en una espiral imaginaria gobernada por el ego; una espiral que tardamos años y años de terapia en desenredar cuando podríamos hacerlo en mucho menos tiempo.
La vida es corta, pero puede ser ancha si nos lo permitimos.

Cuando nos toca vivir situaciones dolorosas
Ante un hecho difícil y novedoso, es natural sentirnos vulnerables y percibir la realidad como una amenaza y experimentar dolor e indefensión. En estas circunstancias, la naturaleza de la vida siempre nos coloca frente a un hecho neutro para que nos miremos al espejo y aprendamos una gran lección a cerca de nosotros mismos.
El hecho siempre es tu maestro y el libre albedrío es el que nos permite decidir la interpretación que hacemos del mismo, pero hemos de ser conscientes para elegir a tiempo. Elegir a tiempo para no hundirnos, para no sufrir en vano; aunque es absolutamente necesario y saludable permitirse caer, permitirse sentir.
Pero también hay que aprender del error para no hundirte una segunda vez, la primera está permitida, la segunda es tu responsabilidad. Y entonces, el viaje sigue circulando y nos formulamos las siguientes preguntas:
– ¿Por qué mi forma de interpretar el hecho me provoca un inmenso sufrimiento?, ¿por qué estoy sufriendo?, ¿por qué no puedo cambiar lo que ha sucedido?
Y siempre estamos tratando de huir de las emociones que nos generan estas preguntas conscientes o inconscientes y tratando de luchar contra lo que es. Siempre nos formulamos las preguntas agregando más dolor a nuestro dolor. No hay respuestas erróneas, sino preguntas mal formuladas.
Te invito a comenzar a hacerte las mismas preguntas empezando por ¿Para qué…?, dejá ya el ¿por qué? de lado; no te sirve para nada.
El Ego es el culpable
Sufrimos porque el ego es quien controla nuestra mente, sufrimos porque hemos olvidado nuestro SER, que es nuestra verdadera esencia.
Todos los hechos a los que me refiero en este post son hechos que no atentan contra la integridad personal, sino hechos inevitables por el continuo cambio de la vida (ley de impermanencia) como lo son los duelos naturales, las rupturas sentimentales, los despidos laborales, el estrés, la ansiedad, los episodios depresivos, las crisis existenciales…., esos momentos que tarde o temprano nos toca o tocará vivir a todos.
Entonces llegamos a la pregunta clave: ¿es posible cambiar la realidad?
En mi opinión, la meditación Mindfulness es la respuesta. No se trata de la panacea, pero en mi experiencia y en la evidencia científica se ha demostrado la eficacia de esta técnica para interpretar la realidad de otra manera, de tal forma que nos ayuda a prevenir y a gestionar el sufrimiento que experimentamos.
El Mindfulness es la respuesta
Origen del Mindfulness y la influencia del budismo
La filosofía budista cree en el Dharma, un camino espiritual para alcanzar la paz mental. El médico norteamericano Jon Kabat-Zinn recogió estas enseñanzas y creó el Mindfulness, una técnica para reducir el estrés basada en la atención plena.
La atención es un proceso psicológico básico que nos permite enfocarnos en determinados estímulos para adquirir conocimiento, y además es la principal herramienta de la meditación.
Meditar es prestar atención hacia la respiración, atención hacia un objeto, hacia una emoción, hacia un pensamiento, hacia un mantra, hacia un movimiento…
El Mindfulness no es nada nuevo, pues se trata de una técnica milenaria adaptada y entregada en forma de regalo a occidente para todos aquellos a los que nos ha funcionado.
Jon Kabat-Zinn inaguró una Clínica de Reducción del Estrés en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts en 1979 y puso en marcha este Programa MBSR o REBAP en español (Reducción del Estrés Basado en la Atención Plena) con el que comenzó a realizar psicoterapia a pacientes que padecían enfermedades como: cáncer, esclerosis múltiple, depresión, estrés, ansiedad y dolor crónico.

El programa MBSR y las terapias de tercera generación
Se trata de un programa psicoeducativo grupal que trabaja en unas ocho sesiones técnicas como: el body-scan, la meditación, estiramientos de yoga y la atención a la vida cotidiana.
Además, el Mindfulness ha sido incluido en diversas terapias psicológicas de Tercera Generación de contrastada eficacia y evidencia científica como: la Terapia cognitiva de la Depresión basada en Mindfulness (MBCT) de Segal, Williams y Teasdale, la Terapia dialéctico-conductual de Linehan y la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) de Hayes.
Gracias al Mindfulness he aprendido a meditar.
El Mindfulness es atención plena, es consciencia, es meditación, es permitirte ser tú mismo, es un acto de amor que te conecta con el SER, es una práctica continua, es una escucha profunda, es vivir el momento presente, es una filosofía de vida que cambia la estructura del cerebro, que cambia la forma de ver la realidad aparente o basada en los hechos, es una forma de ser ecuánime con lo que acontece y nos ayuda a liberarnos del dolor.
Mindfulness y la relación con el ego
El mindfulness es la no separación entre cuerpo y mente; es sentirse en el cuerpo.
Tras muchos años de estudio de la mente, el budismo y otras tradiciones orientales parecen ser los más conscientes de sus hallazgos.
Su filosofía es plenamente consciente de que la atención es un proceso inestable y de que la mente siempre está perdiéndose en una especie de laberinto compuesto de pensamientos rumiativos gobernados por el ego, el cual se encarga de hacernos la existencia más difícil de lo que ya es.
El ego es una especie de homúnculo que convive con todos nosotros, y nos condiciona en múltiples áreas. Se instala en el apego, en el victimismo, en la culpa, en el pasado, en el futuro, en el narcisismo, en la tristeza, en la violencia, en las posesiones materiales…, se alimenta de todo lo que es irreal e impermanente.
Es una especie de mecanismo de defensa que más que protegernos, nos complica la vida.
Beneficios de la meditación Mindfulness en la vida diaria
Desde que practico la meditación mindfulness, permito menos el parloteo constante de mi ego y actúo en base a los valores que me definen como ser humano.
Desde que medito, estoy más conmigo, en mi SER. Y cada uno tiene su propia definición de SER en este mundo.
La práctica del Mindfulness es muy sencilla. Hay dos formas de realizarla: mediante la práctica formal (con meditaciones guiadas basadas en la respiración, en prestar atención a la alimentación, a las sensaciones corporales, a los sonidos, a los pensamientos, objetos…).
Y la otra forma de hacerlo es mediante la práctica informal (trasladándolo a la vida cotidiana, es decir, generalizándolo a las actividades de la vida diaria como ducharse, hacer la compra, hablar con nuestros hijos, tener una discusión en pareja, etc…).
Habilidades que desarrolla el Mindfulness
La práctica del Mindfulness nos enseña habilidades para vida cotidiana, las cuales nos permiten autorregular mejor nuestras emociones y vivir una vida más pacifica y saludable. Algunas de estas habilidades son:
1. No tomarse los pensamientos como algo personal.
Ser consciente de que es tu ego el que trata de controlar tu mente. Podemos elegir la forma de relacionarnos con nuestros pensamientos y emociones, lo cual nos lleva a la siguiente premisa.
2. Recordar que la naturaleza de la mente es como la del océano: ondulante.
Los pensamientos y emociones que sentimos no van a durar toda la vida, pero es necesario y muy importante permitirnos sentirlos para dejar que pasen. Tenemos que acogerlos en nosotros, abrazarlos y ver la herida que nos están mostrando. Tenemos que sentir la herida, es una señal de que nos está sanando.
3. Ser conscientes de que ya estamos completos.
Mientras practicamos la meditación o Mindfulness es importante recordar el Sutra del corazón del Budismo Mahayana que reza: “No hay ningún lugar al que ir, no hay nada que hacer y no hay nada que obtener”. Ya estamos completos y no tenemos que hacer nada para que algo cambie, todo es perfecto como es.
4. El único momento que existe es: AHORA.
Cuando meditamos, nos damos cuenta de que el tiempo no existe, pues ahora es cuando estamos respirando, ahora es cuando estamos viviendo en plena consciencia.
Y lo que vivimos ahora, es lo que la vida está poniendo en nuestro camino para nuestra evolución. Para que aprendamos a amarnos y aceptarnos. Para fundirnos con el hecho, para integrarlo en nosotros y adquirir una nueva consciencia.
5. No te juzgues.
La práctica conlleva tiempo, no te juzgues. Tampoco juzgues los pensamientos y emociones que experimentes, observa como entran y salen de ti cuando inhalas y exhalas. Estás liberándolos, te estás amando.
6. Pregúntate: ¿Qué busca mi corazón?
En algunas meditaciones, me expongo a mis emociones, me expongo a mi dolor. A veces, me permito las lágrimas, me permito esa sensación de vacío… hasta que pasa. Y en ese vacío me pregunto: <<¿Qué busca mi corazón?>> y es entonces donde encuentro la paz, donde encuentro la calma.
Donde las respuestas no son palabras sino la plena sensación de estar en casa. Es mi SER el que busca a mi corazón, y tengo la intuición de que no estoy sola. Siento que una inmensa alegría me sostiene, me alienta y me permite avanzar.
7. No apego.
El no apego es una consecuencia del Mindfulness. Ten paciencia, cuando más nos convertimos en observadores de nuestras emociones y pensamientos permitiéndonos sentirlos (nunca es conveniente huir de ellos, utiliza la consciencia testigo), más nos desapegamos de aquello que nos duele.
Es nuestro ego el que se apega, el que se aferra a todo lo que no nos conviene. Juega al pilla a pilla con tu ego, tu SER es más fuerte.
8. Busca un lugar cómodo y tranquilo.
Podemos encontrar la paz en mitad de la guerra, podemos deleitarnos en el silencio al final de un oscuro y tenebroso túnel, pero siempre es más apacible si la encontramos escuchando el sonido de los pájaros o si estamos sentados sobre un cómodo cojín de meditación en una sala silenciosa… ¿verdad?.
Encuentra tu rincón favorito para meditar o aprovecha las situaciones de mayor tensión (discusiones, mal entendidos, frustraciones, momentos de estrés, etc…) para preguntarte qué busca tu corazón y hallarás la paz que tanto anhelas.
Ayúdate de la respiración. Podemos meditar en cualquier momento y, cualquier momento, es la situación ideal para hacerlo; para vivir en el presente del ahora.
9. ¿Aceptación o renuncia?: Tú eliges.
Los expertos en Mindfulness y el programa clásico REBAP de Jon Kabat-Zinn exponen la aceptación de los pensamientos y emociones como premisa básica para el desapego y el cese del dolor.
En mi experiencia creo que la aceptación también es algo que surge por si solo a posteriori. Ante un hecho traumático y doloroso, es imposible integrarlo y aceptarlo desde el principio.
Todo lleva un proceso. Incluso hay sucesos que nunca logramos aceptar, e incluso no queremos aceptarlos, aunque los hayamos integrado. Yo opto por la renuncia.
Renuncio al sufrimiento adventicio que crea mi ego, no lucho ni me resisto al hecho ocurrido (ahí lo acepto tal como viene y es), pero en ocasiones no puedo aceptar que me haya ocurrido algo doloroso. Y tampoco tengo por qué hacerlo.
Reflexión final...
Transformar la realidad a través del Mindfulness
Estas son algunas de las habilidades que nos regala la práctica del Mindfulness, y gracias a ellas y a su práctica, podemos observar como la realidad se transforma a cada momento.
Nos damos cuenta de que no podemos cambiar lo que sucedió, pero si abrazar lo que sentimos y dejar fluir los pensamientos egotizados. Nada duele para siempre, aunque en el proceso parezca lo contrario.
De esta manera, estamos interpretando la realidad desde nuestro SER, desde nuestra paz mental y en nuestro propio cuerpo. Por tanto, es una bella forma de cambiar la realidad para devolvernos a lo que importa y experimentar compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás.
Es una forma de permitirnos vivir con una mente de principiante, es decir, no asumir que lo sabemos todo y que nuestros pensamientos siempre llevan la verdad por bandera, sino dejarnos autodescubrir por nuestra consciencia, sostenernos en el dolor y no dar demasiada importancia al parloteo constante de nuestra mente condicionada.
Mindfulness y la gestión del sufrimiento
El Mindfulness hace posible que dejemos de juzgarnos y recuperemos la bondad que conforma nuestro SER, nos permite encontrarnos y ser más sabios en la gestión del sufrimiento propio.
Meditar te cambia la vida, te hace más resiliente frente al estrés, más creativo, más generoso, más amable y menos violento contigo mismo. Te conecta con cada ser humano, con el Universo entero, favoreciendo la empatía, la gratitud, el perdón y la alegría; porque todos experimentamos las mismas emociones.
A fin de cuentas, el Mindfulness favorece la aceptación, la renuncia y el desapego; condiciones fundamentales para hacer de nuestras vidas un sendero más transitable.
Una invitación a experimentar la atención plena
Dejo esta reflexión en manos del lector para que investigue por sí mismo sobre la aplicación de esta técnica si es de su interés, para que experimente si le es útil en su vida cotidiana, y alcance un significado propio de SER en este mundo. Un SER de paz que ilumine su camino y alumbre así, al resto de la humanidad.
Si estás atravesando una época dolorosa, estresante o traumática y necesitas ayuda, el Mindfulness puede cambiarte la vida. No solo puede sacarte de ese túnel oscuro, sino que puede darte toda una filosofía de vida para que la camines con más calma, paz y sosiego.
Para que no te enredes en los tentáculos del Ego, y vivas desde tu maravilloso SER. Si no sabes por dónde comenzar a practicar, me gustaría acompañarte.
Tan solo tienes que reservar una cita de psicoterapia conmigo y te guiaré en tu proceso.
Muchas gracias por leerme.
Laura.